Ya no se miraban como antes; ahora habían descubierto en sus ojos algo diferente: ese brillo especial que aparecía solo cuando se observaban entre ellos. Era algo único de los dos, algo especial e íntimo, que no compartían con nadie más. Y en ese secreto que los dos poseían descansaba su felicidad.
Nunca nadie sabrá lo diferente que era el mundo cuando nadie podía verles, ni las sonrisas que se dedicaban a escondidas, siempre ocúltandolas a la gente. Y así creaban su propio mundo, lejos de todo, porque ellos ya tenían su propio paraíso y no necesitaban más. Y compartían sus emociones, sus pensamientos y sus propios cuerpos, porque se sentían uno; ya no eran dos personas, sino una sola dividida en dos mitades que encajaban a la perfección. Ya no estaban perdidos, habían encontrado su lugar en el otro, y así seguiría siendo para siempre.
Eran afortunados, porque siempre las mejores sonrisas son las que se dedican en la intimidad.
''Qué importa ser poeta o ser basura''
Decía Extremoduro.
Yo elegí basura.
Decía Extremoduro.
Yo elegí basura.
domingo, 6 de octubre de 2013
Todo había cambiado, la vida les había dado su golpe de suerte.
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