''Qué importa ser poeta o ser basura''
Decía Extremoduro.
Yo elegí basura.

domingo, 3 de julio de 2016

Versos en blanco IV

Hacernos el amor en octubre
Y el invierno de diciembre
que llega y lo destruye todo.

Tememos tanto vivir 
que nos olvidamos de que estamos vivos.

Agarra fuerte el aire
inspira, respira.

Manos agarrando fuerte las sábanas
La curva de tu espalda
Mis labios que se abren 
en un débil gemido.

Tememos tanto amar
que nos olvidamos de que estamos vivos.

domingo, 22 de mayo de 2016

Versos en blanco III

Tiembla el silencio bajo el canto contenido
Más allá de tu suspiro el tiempo urge
Las agujas aprietan en sentido inverso
Sobre el reflejo del oscurso torrente

Habla Tiempo de su paso terrestre
Sueña efímero, se apaga pronto
Araña la vida bajo el desgarrador filo
Se apaga, final, canción, ruido.

miércoles, 24 de febrero de 2016

Versos en blanco II

No hay más silencio que el grito del pájaro encerrado.
Suenan las melodías, llueve poesía
las gotas del mar se confunden con las de su soledad.
-Quiero ser libre-grita.

Allí arriba, tras los barrotes, la vista era hermosa
el verde se extendía más allá del firmamento,
bajo el sol y el viento
que azota las hojas con su suave canto.

Grita, pero nadie le escucha
Grita, le sangra la garganta
Grita, ella no está.

Habla en su locura con su alma,
hunde el rostro en sus manos
llora en silencio.
Le cortan las alas, le privan de su libertad.

Dejadle gritar, aún tiene voz.

La ve en los reflejos de los charcos,
allí abajo, en el asfalto,
bajo la nube de humo
y las irritantes luces de los semáforos.

Vio como la gente se desdibujaba a su alrededor
desde allí arriba podía verlos a todos
deshumanizados.

Caminaban, a prisa, bajo el ruido
Ya no había música.
Vio mil rostros sin nombre,
deshaciéndose en automatización.

Desde su jaula, a lo alto, podía verlos.
Y, por un momento, se sintió libre,
lejos de aquella cárcel.

jueves, 7 de enero de 2016

Versos en blanco I

Temo que las tinieblas me atrapen mientras duermo
Temo a la vida, más a la muerte
Temo al susurro de los árboles con el viento;
dicen mi nombre;
huelen a tiempo, a humedad y a jazmín.
Temo al caos, a la catástrofe,
al fin de un mundo que ya estaba muerto
Temo a la devastadora sociedad de consumo,
que no conoce sus límites ni su propia decadencia.
Temo a los niños que juegan en el parque;
inocentes, ignorantes, alegres;
no entienden lo que les deparará el futuro.
Quizás se conviertan en lo que más odian.
Temo defraudar a quienes me han ayudado,
y temo que los que me han defraudado
se regocijen de mi miseria.
Temo al tiempo, que no se detiene
las agujas avanzan,
no nos esperan.
Tenemos fecha y hora.
Nuestro fin está marcado.