''Qué importa ser poeta o ser basura''
Decía Extremoduro.
Yo elegí basura.

miércoles, 30 de julio de 2014

Vacío

No es la primera vez que pasa, no es nuevo. He tenido peores momentos en mi vida y no podré decir que hayan sido mis mayores sufrimientos, porque seguro que en el futuro me pasarán cosas peores. O mejores, quien sabe. Lo importante es que siempre he sabido levantarme cuando me caigo. Lo que aun no se como superar es eso a lo que yo llamo "vacío". Esa sensación de que no hay nada dentro, de que solo pasan las horas sin ningún sentido y sin llevarte a ninguna parte. Es como si todo dejara de tener sentido y de repente, te encuentras sola, en tu habitación, preguntándote "¿qué estoy haciendo?"
Y el tiempo sigue pasando, lento.

lunes, 28 de julio de 2014

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Las cosas se olvidan, o eso dicen. Yo no me lo creo del todo, todo queda ahí siempre,guardado muy hondo, y cuando menos te lo esperas vuelve a salir a la superficie. Quizás hay personas que no lo entiendan, pero algún día, dentro de muchos años, en algún momento volverán a recordar aquellos tiempos y entonces comprenderan, por muy triste que sea, que siempre se hecha de menos al pasado, y que éste, triste y melancólico, nunca vuelve.
Vivimos en una extraña sucesión de pasados perdidos.

domingo, 27 de julio de 2014

La ciudad

Las vistas parecían bonitas, desde allí arriba.
A lo alto de una alejada pradera, por encima de la ciudad, todo parecía tan tranquilo y hermoso que cautivaba la vista al instante. El río que bajaba colina abajo y hasta la ciudad parecían bonitos, donde los edificios y la masa de asfalto y alquitrán se fundían con el horizonte. Edificios con ansia de alcanzar el cielo, elevándose alto, hasta las nubes, mientras el río seguía más allá, hasta el mar, al fondo, con su perfecta línea recta azul marcando el horizonte.
Desde allí arriba aquella vista podría parecer bonita. Desde allí arriba.
Pero allí abajo, tras los enormes edificios capaces de ocultar a las sombras, un niño, en algún lugar, es alcanzado por un hombre que circulaba demasiado rápido para preocuparse por nadie, mientras su madre gritaba, intentando evitar lo imposible. En ese mismo momento, en la otra punta de la ciudad, una señora tiene que darle su bolso a un hombre anónimo que la amenaza con una navaja mientras, en la misma calle, un hombre de maletín, traje y corbata corre porque llega tarde a su trabajo, ignorando a la pobre anciana. El hombre sigue corriendo, es sólo una persona más al servicio de un hombre gorrón e importante, dedicando toda su vida a ser una rata más de la alcantarilla de ese hombre, hasta su muerte. El hombre pasa por delante de otro señor que pide limosna sentado en la calle, pero nadie le hace caso. Apenas tiene una manta para taparse y un poco de pan. Es invisible para los monstruos de corbata y traje que corren por las aceras. El vagabundo ve un perro viejo, sucio y abandonado que pasa a su lado y se detiene a mirarle. Un perro viejo le ha prestado más atención que miles de humanos. Decide darle un trozo de pan y el perro se sienta a su lado. Al menos ya no está solo. Dos calles más arriba un hombre es perseguido por la policía por robar un poco de comida para sus hijos. El hombre se pregunta por qué hay gente que roba millones de euros y nadie les persigue, pero entonces es arrestado. Sus hijos siguen en la calle, esperando la comida que nunca llega.
Pero, desde aquella pradera, lo suficientemente lejos para no ver la realidad, las vistas seguían siendo bonitas.

lunes, 21 de julio de 2014

Sombras del pasado

Suele pasar que las despedidas son difíciles. Es duro deshacerse de algo que llevaba tanto tiempo formando parte de tu vida, es como si de repente faltara algo que completase tu existencia. Las despedidas, aunque sea incluso de cosas efímeras, son duras y dejan huella. Pero nadie nunca habla de lo difíciles que son los reencuentros. Ese momento en el que vuelves a encontrar algo de lo que te habias despedido hace mucho y que creias que no volvería. Los reencuentros son doblemente más difíciles ya que de la ilusión del primer momento pasa al golpe duro de descubrir que ese algo ha cambiado. Esa persona ya no es la que era. La vida, el tiempo y los momentos la han cambiado. Te das cuenta, comprendes que ya no volverá a ser como antes, que las cosas no pueden ser dos veces iguales. Y llega un momento en el que tratas de vivir historias pasadas en un presente que ya no es tuyo, con personas que solo son fantasmas de aquellas que conocías. Te aferras al pasado, y vives un sueño inmaterial combinado con el presente abrasador, cuando, en verdad, lo único que haces es desperdiciar el presente.
Quizás tú también has cambiado, igual en parte la gente cambia al ver que tú ya no te comportas igual. La vida nos cambia, e intentar que las cosas se mantengan siempre igual es completamente imposible. En ese caso, te hallarás solo, viviendo del pasado, para desperdiciar un presente que también, a su vez, será solo un pasado lejano y oscuro.