''Qué importa ser poeta o ser basura''
Decía Extremoduro.
Yo elegí basura.

sábado, 8 de febrero de 2014

Microcuento: El escritor

Esta vez el escritor decidió abandonar sus líneas tristes y sus versos melancólicos. Ya no necesitaba el café de las noches ni la música deprimente. Hoy había aprendido que no necesitaba tener el corazón roto para poder escribir, y comenzó a vivir. La vida se le antojaba ahora llena de nuevas oportunidades, y su pluma comenzó a escribir las cosas más hermosas que a una persona podían ocurrírsele. Era lo que tenía estar enamorado; ahora veía lo bello de la vida, y se había olvidado de la parte oscura, la que siempre acecha.
Pobrecillo, que golpe se debió de llevar cuando le rompieron el corazón, cuando aprendió que la vida no es siempre hermosa, y que las palabras no pueden ser siempre bellas. Acabó como siempre, con su café, sus noches de insomnio, y sus versos tan llenos de tristeza que encogían el corazón.
Nadie podrá negar, sin embargo, que aquellas palabras eran las mejores que había escrito en su vida: hablaban de un amor tan puro, tan sincero y, a la vez, tan desdichado que era imposible no sentir lástima con aquellas palabras. Pobre hombre, que de oscuridad había en su corazón y que de luz en sus palabras.
Pero ese es el destino de cualquier escritor, café solo, corazón roto y noches en vela. Nunca nadie podrá escribir, podrá entender a un escritor si no le han roto nunca el corazón.

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