''Qué importa ser poeta o ser basura''
Decía Extremoduro.
Yo elegí basura.

jueves, 30 de enero de 2014

Microcuento: Ya no temo al miedo

Corría, una vez más, sin rumbo, inseguro de sus pasos, con el viento acariciándole el rostro. No había nada semejante a la sensación de correr; así se sentía libre, ajeno al mundo, dueño de si mismo. Nadie podía molestarle. Nadie podía detenerle. Estaba solo; él contra el mundo. ¿Cuántas veces habría deseado poder desaparecer de repente, comenzar a correr y correr y alejarse de toda su vida? La lluvia cubría su rostro, no veía más allá de sus pies. Nunca un hombre se había sentido tan libre, tan fuera del mundo. Y es que la clave para la libertad está en alejarse del mundo. Cuanto más se acercaba, más personas restringían su libertad, más atado se sentía. Allí, con la naturaleza, no había reglas.
Pero huir del mundo no era más que una respuesta al miedo: nadie huye si se siente seguro, si no tiene miedo. Los valientes dan la cara y prosiguen la vida; es trabajo de cobardes, en cambio, desaparecer en cuanto se presenta una oportunidad. Pero el miedo es un ser maligno, le consume, saca lo peor de él y lo controla completamente. No se puede huir del miedo, pero si plantarle cara. Y es ese el cambio que proporciona la diferencia de cobarde a valiente.
Decidió, entonces, dejar de ser cobarde. Se paró en seco, se giró en redondo, y gritó. Gritó alto y a la lluvia.
''Ya no temo al miedo''

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